viernes, 4 de octubre de 2019

La verdadera historia de Laika la perrita cosmonauta: revelan el secreto de su muerte

Todos sabemos que el primer ser vivo que viajó al espacio no fue precisamente un ser humano y que en realidad se trató de una perrita llamada Laika, quien el 3 de noviembre de 1957 fue colocada en el Sputnik 2, la nave soviética cuya misión era orbitar la Tierra. 

Laika, palabra de origen ruso que en español significa "que ladra", se volvió en uno de los caninos más famosos del mundo y de la historia, al asentar un gran precedente en el mundo de la aeronáutica espacial. Pero, ¿conoces la vida de este cuadrúpedo?
Esta perrita, mezcla de husky siberiano y de samoyedo, era callejera y habitaba en las calles de Moscú. No tenía nombre, ni casa, ni dueño al cual obedecer. A principios de los años 50, los encargados de llevar a cabo los programas de la carrera espacial de la Unión Soviética se lanzaron a la calle para ir en búsqueda de perros que serían utilizados para programas experimentales.
Tras el éxito obtenido con el lanzamiento del Sptunik 1, los soviéticos decidieron construir el Sputnik 2, una nave con más avances que la primera, los cuales ayudarían a hacer una mejor exploración del espacio exterior.
Para poder ponerla en órbita era necesario hacer pruebas con un artefacto similar, así que los técnicos en no más de un mes construyeron al Sputnik 2, con el cual harían todas las pruebas y además, llevarían al exterior por primera vez a un ser vivo y qué mejor que éste fuera un perro.
Deperros.org indica que los investigadores crearon un tipo de campo de concentración canino, en donde vivirían y prepararían a los perros que cumplieran con las siguientes características: no pesar más de seis kilos, medir no más de 40 centímetros y sobretodo, que fueran callejeros, ya que los expertos creyeron que éstos soportarían mejor los entrenamientos, dado a que seguramente tendrían un sentido más desarrollado de la supervivencia.

Tras varios días en que los perros se sometieron a pruebas de gravedad, de adaptación a espacios sumamente pequeños y de estrés causado por ruidos y vibraciones, sólo tres especimenes lograron pasarlas de buena manera, la propia Laika, Mushka y Albina, pero Oleg Gazenko, el director del proyecto, escogió a la primera por su edad (tenía dos años) y por su temperamento sumamente tranquilo, señala tejiendoelmundo.wordpress.com.
El 3 de noviembre de 1957 fue lanzada esta cápsula espacial. Laika, como dice la-perrita-laika-blogspot.com, fue colocada en una cabina especial, en donde había comida y agua suficiente para los días del viaje, y le fueron conectados diversos cables para monitorear sus signos vitales y las variaciones que pudiera registrar fuera de la atmósfera terrestre.
En un principio se dijo que Laika volvería al planeta por medio de un paracaídas; sin embargo, la historia sería muy distinta, pues los encargados del Sputnik 2 sabían perfectamente que ella no regresaría con vida e incluso, días después se supo que la ración de alimento del séptimo día contenía veneno para que ella muriera al instante y así no sufriría de posibles radiaciones.
Los encargados del experimentos recurrieron a una serie de mentiras para no ser mal juzgados por la sociedad soviética para quienes Laika había dejado de ser un perro común y corriente y se había convertido en todo un icono social y que posiblemente no soportaría que fuera sacrificada por bien de la carrera espacial.
En aquellos años se dijo que Laika había muerto varios días después del lanzamiento por falta de oxígeno y aseguraron que había sido un deceso sin dolor y señalaron que les extrañó mucho el hecho, ya que habían registrado sus signos vitales durante días.
Pero como dice noticiasinteresantes.blogcindario.com, en 2002, Dmitri Maláshenko, reveló el gran secreto en torno a la muerte de Laika: en realidad había muerto cinco o seis horas después de haber sido puesta en órbita y lo más seguro es que las causas de su fallecimiento habían sido el pánico que sintió, pues su corazón latía tres veces más rápido de lo normal, y por el exceso de calor al interior de la cápsula.

"Mientras más tiempo pasa, más arrepentido me siento. No debimos haberlo hecho... No aprendimos lo suficiente de esta misión como para justificar la muerte de la perra", aseguró Malashenko.
Laika no sólo se convirtió en un símbolo del progreso en tecnología aeroespacial, también su vida y muerte hizo que la gente hiciera conciencia y se difundiera la protección de los animales, en particular de aquellos que supuestamente son utilizados y sacrificados "a favor de la ciencia".


Fuente: Monserrat Arqué/El Universal de 10/México

martes, 1 de octubre de 2019

La odisea de Himmler en España: en busca del Santo Grial por Toledo y Barcelona

Himmler en San Sebastián, junto a José Finat y Gerardo Caballero.
En 1940 la Alemania nazi todavía mantenía con relativa tranquilidad la hegemonía sobre el continente europeo. En junio había caído París y el frente oriental que tantos problemas acarreó a Hitler no se había abierto. En esta tensa pero cómoda atmósfera, los experimentos nacionalsocialistas seguían llevándose a cabo por todo el globo. Un año antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial un grupo reducido de alemanes viajaron hasta Tíbet para buscar el origen de la raza aria

Otra de las mayores obsesiones de la cúpula del Reich, encabezadas principalmente por Heinrich Himmler, fue la búsqueda del tan mitificado Santo Grial, el recipiente usado por Jesucristo en la Última Cena. Todos los rincones germánicos habían sido explorados; todos excepto España. Y es que los visigodos llegaron a la Península Ibérica en el siglo V y no serían expulsados hasta la conquista musulmana en el 711. 
En esta coyuntura, Himmler viajó a España en octubre de 1940 —apenas una semana antes de la reunión entre Hitler y Franco en Hendaya—. Realmente la visita del oficial nazi fue principalmente turística aunque se interesó en conocer ciertos monumentos que podían estar relacionados con el Santo Grial y estar al tanto de los dispositivos de seguridad españoles. Por parte del régimen franquista se ejecutó todo un despliegue propagandístico.
Cruzó la frontera desde Irún y llegó a San Sebastián, ciudad en la que fue recibido por autoridades locales hasta llegar al museo San Telmo. Pasando por Burgos, donde hizo una parada estratégica en la catedral, el embajador alemán en Madrid y Serrano Suñer le dieron la bienvenida en la Estación del Norte, esta vez sí, en la capital de España. La larga y ancha Gran Vía se llenó de esvásticas y saludos fascistas para honrar a uno de los líderes más importantes del Tercer Reich.
Himmler, recibido con honores en la Estación del Norte de Madrid.
Franco lo tenía todo preparado para ofrecerle a Himmler una de sus estancias más placenteras. Lo primero fue acudir a una corrida de toros en Las Ventas. Sin embargo, tal y como relata Fernando González-Doria en Memorias de un fascista español, el alemán terminó horrorizado de aquel "espectáculo cruel". Tras este fallido intento por complacer al oficial nazi, se trasladó a El Escorial para ver con sus propios ojos la tumba de José Antonio Primo de Rivera. Después pasarían por Toledo, donde se especula que su interés por la ciudad toledana residía en su origen templario, alquimista y nigromante.

El Santo Grial catalán

La obsesión de Himmler por el Santo Grial era una realidad. Abandonó Madrid y puso rumbo a Barcelona. Aterrizó en el aeródromo del Prat la mañana del 23 de octubre y se reunió con el monje Andreu Ripol en Montserrat, con el cual entabló una conversación tensa —el nazi era un anticlerical declarado y Ripol no sentía simpatía por el nazismo—. La fijación de Himmler por la joya cristiana era incomprensible para los monjes del monasterio, quienes insistieron en que los archivos relacionados con la ubicación del Santo Grial no se encontraban allí.
Himmler junto a Franco y Serrano Suñer, en la recepción del Palacio de El Pardo.
El fracaso estrepitoso en su campaña por la búsqueda del recipiente se volvía a repetir. Finalmente, Himmler volvería a Alemania el 24 de octubre de 1940, un día después de la entrevista entre el führer y Franco en Hendaya. Aquel día, a 500 kilómetros de diferencia, en Hendaya y en Barcelona, los nazis se decepcionaban con su visita a la dictadura de Franco.

El rover Perseverance captura un eclipse solar desde Marte

  La NASA ha compartido unas extraordinarias imágenes de un eclipse solar captadas por su vehículo Perseverance desde la superficie de Marte...