jueves, 27 de septiembre de 2018

El Triángulo de las Bermudas: mitos y verdades


El Triángulo de las Bermudas es una sección mítica del Océano Atlántico delimitada aproximadamente por Miami, Bermudas y Puerto Rico, donde docenas de barcos y aviones han desaparecido a lo largo del tiempo.

Circunstancias inexplicables rodean algunos de estos accidentes, incluido uno en el que los pilotos de un escuadrón de bombarderos de la Marina de Estados Unidos se desorientaban mientras volaban sobre el área; los aviones nunca fueron encontrados. Al parecer, otros barcos y aviones desaparecieron de la zona cuando hacía buen tiempo sin siquiera enviar mensajes de socorro por radio.

A pesar de que se han propuesto innumerables teorías fantasiosas/paranormales sobre el Triángulo de las Bermudas, ninguna de ellas prueba que estas desapariciones ocurran con mayor frecuencia en este sector que en otras zonas del océano. De hecho, muchas personas navegan por esta zona todos los días sin incidentes.

El Triángulo de las Bermudas, o Triángulo del Diablocubre aproximadamente una superficie de 1,1 millones de km² aproximadamente en el extremo sureste de la Florida.

Cuando Cristóbal Colón navegó por estos mares en su primer viaje al Nuevo Mundo, informó que una gran llama de fuego (probablemente un meteoro) se estrelló en el mar una noche y que una extraña luz apareció en la distancia unas semanas más tarde. También escribió sobre lecturas erráticas en la brújula.

Todo se dispararía a partir de 1964, cuando el escritor Vincent Gaddis acuñó la frase "Triángulo de las Bermudas" en un artículo de una revista: ocurrieron misteriosos accidentes adicionales en la zona, incluidos tres aviones de pasajeros que cayeron a pesar de haber enviado mensajes de que "todo está bien".

Charles Berlitz, cuyo abuelo fundó las escuelas de idiomas Berlitz, avivó aún más la leyenda en 1974 con un sensacional best-seller sobre la leyenda.Desde entonces, decenas de escritores paranormales han culpado a la supuesta letalidad del triángulo a todos los argumentos imaginables, desde extraterrestres, la Atlántida, monstruos marinos, deformaciones temporales y campos de gravedad inversa, mientras que los científicos han señalado anomalías magnéticas, trombas marinas o enormes erupciones de gas metano de el fondo del océano como explicaciones. Sin embargo, con toda probabilidad, no hay una sola teoría que resuelva el misterio, sino un conjunto de varios factores.




¿Un triángulo?

El área conocida como Triángulo de las Bermudas no es un territorio registrado. No está delimitado en los mapas, pero se supone que se extiende desde Miami, Florida, a la isla de Bermuda y a San Juan en Puerto Rico, líneas que unidas conforman una especie de triángulo equilátero.


¿Qué es lo que hace tan llamativa esta zona?

Solo entre 1945 y 1965, hasta cinco aviones se estrellaron en la zona y 10 barcos se hundieron o desaparecieron entre 1800 y 1963. Lógicamente, teniendo en cuenta el tamaño de este enigma o mito, muchas menciones, sobre todo online, hacen referencia a listas mucho, mucho más largas de desapariciones.

El origen de mito

La misteriosa reputación del Triángulo de las Bermudas comenzó el 5 de diciembre de 1945, cuando el vuelo 19, un escuadrón de cinco bombarderos de torpedos de la Marina de Estados Unidos, desapareció en el aire durante un ejercicio de entrenamiento de rutina. Los aviones estaban completamente equipados y se habían revisado minuciosamente antes de partir de la Estación Aérea Naval de Fort Lauderdale en Florida. Lo que hizo que la desaparición fuese aún más misteriosa es que ocurrió en tiempos de paz, lo que hizo menos probable que fueran derribados.


El caso más famoso del Triángulo de las Bermudas

Antes de perder el contacto por radio frente a la costa del sur de Florida, se informó que el capitán de vuelo del vuelo 19 dijo: "Todo parece extraño, incluso el océano" y "estamos entrando en aguas blancas, nada parece normal". Las aeronaves y los 14 tripulantes nunca fueron encontrados, a pesar de una larga investigación por parte del gobierno. De hecho, se envió un avión de búsqueda y rescate con 13 hombres a bordo para localizar los aviones desaparecidos, pero ese avión y sus pasajeros también desaparecieron inexplicablemente. Y así, la reputación 'espeluznante' del Triángulo de las Bermudas se solidificó.


Los avispados

Muchos se apresuraron a sacar provecho de la fiebre del Triángulo de las Bermudas. Se publicaron una gran cantidad de libros, muchos de los cuales se convirtieron en éxitos internacionales, y el más popular fue The Bermuda Triangle, de Charles Berlitz, publicado en 1974. Vendió 20 millones de copias en más de 30 idiomas, una hazaña extraordinaria para un trabajo que atribuyó las pérdidas de barcos y aviones a extraterrestres y supervivientes de la ciudad perdida de la Atlántida.




Desapariciones destacadas: Sulphur Queen

El Triángulo de las Bermudas es famoso por hacer desaparecer de todo, desde buques de carga hasta aviones. El misterioso cuerpo de agua está nublado con rumores de sospecha de actividades sobrenaturales. Durante el siglo pasado, el Triángulo de las Bermudas ha estado "tragándose" buques y se culpa de la pérdida de cientos de vidas. El SS Marine Sulphur Queen, un barco cisterna T2 convertido que transportaba azufre fundido junto con 39 tripulantes, desapareció cerca de la costa sur de Florida. La última noticia que se tuvo de él fue el 4 de febrero de 1963, cuando envió un mensaje de radio de rutina. Al no recibir más comunicaciones, enviaron equipos de búsqueda para localizarlo. Después de más de dos semanas de búsqueda, el equipo de rescate solo encontró algunos fragmentos de restos y salvavidas.


Desapariciones destacadas: Sulphur Queen

El Triángulo de las Bermudas es famoso por hacer desaparecer de todo, desde buques de carga hasta aviones. El misterioso cuerpo de agua está nublado con rumores de sospecha de actividades sobrenaturales. Durante el siglo pasado, el Triángulo de las Bermudas ha estado "tragándose" buques y se culpa de la pérdida de cientos de vidas. El SS Marine Sulphur Queen, un barco cisterna T2 convertido que transportaba azufre fundido junto con 39 tripulantes, desapareció cerca de la costa sur de Florida. La última noticia que se tuvo de él fue el 4 de febrero de 1963, cuando envió un mensaje de radio de rutina. Al no recibir más comunicaciones, enviaron equipos de búsqueda para localizarlo. Después de más de dos semanas de búsqueda, el equipo de rescate solo encontró algunos fragmentos de restos y salvavidas.

Explicación

La investigación ha indicado que un fallo de la brújula condenó al Vuelo 19, y las otras tragedias probablemente tengan explicaciones igualmente mundanas.


Teorías extrañas: Fenómenos paranormales

Muchas teorías extrañas han sido expuestas como intento de explicar las desapariciones de barcos y aviones. Secuestros de OVNIs, distorsiones del tiempo, portales que conducen a otras dimensiones, anomalías del campo magnético, fenómenos geofísicos y burbujas masivas de gas metano son los argumentos más destacados de los amantes de lo sobrenatural. Una teoría popular es también que la legendaria ciudad perdida de Atlantis descansa en el fondo del Triángulo de las Bermudas, y su avanzada tecnología interfiere con las embarcaciones cercanas.


¿Hay realmente algún misterio que explicar?

Un periodista llamado Larry Kusche se hizo exactamente esa pregunta, y llegó a una respuesta sorprendente: no hay ningún misterio sobre extrañas desapariciones en el Triángulo de las Bermudas. Kusche reexaminó exhaustivamente las "misteriosas desapariciones" y descubrió que la historia fue básicamente creada por errores, manipulación de misterios y, en algunos casos, pura invención: todo se transmitió como verdad verificada cuando era pura fantasía. Pocos se molestaron en hacer una investigación real y todos los documentos al respecto están inundados de teorías no científicas.


Sentido común

También es importante tener en cuenta que el área dentro del Triángulo de las Bermudas es muy transitada por cruceros y buques de carga; lógicamente, no solo por casualidad, más barcos se hundirán allí que en las áreas menos transitadas como el Pacífico Sur. A mayor número de barcos, mayor probabilidad de que el número de hundimientos también crezca.


Historias sensacionalistas

A pesar de que el Triángulo de las Bermudas ha sido desacreditado de forma definitiva desde (y durante) décadas, todavía aparece como un "misterio no resuelto" en muchos libros, principalmente por autores más interesados en una historia fabulosa que en los hechos. Al final, no hay necesidad de invocar portales de tiempo, la Atlántida, bases de OVNIs sumergidas, anomalías geomagnéticas, maremotos o cualquier otra cosa. El misterio del Triángulo de las Bermudas tiene una explicación mucho más simple: investigación descuidada y libros sensacionalistas y misteriosos.

La pura realidad

El Triángulo de las Bermudas es una falacia. Los aviones y los barcos no desaparecen en el espacio entre Puerto Rico, Florida y las Bermudas más de lo que lo hacen en cualquier otra parte del mundo; no hay ninguna significación estadística para la región en absoluto. A pesar de que existen muchos mecanismos naturales que pueden hundir barcos sobre los océanos, casi ninguno de ellos existe en dicha zona.


La ciencia señala que el fenómeno no existe

El divulgador científico australiano Karl Kruszelnicki señaló, por ejemplo, que el número de embarcaciones y aviones que desaparecen en la zona es el mismo que en cualquier otro lugar del mundo si vemos los porcentajes. Está cerca del ecuador y, por tanto, tiene mucho tráfico. Las estadísticas muestran que el área no es más peligrosa que cualquier otra región de los océanos del mundo.


¿Y los cuerpos de los desaparecidos?

Algunos de los pilotos que desaparecieron en esta zona eran propensos a cometer errores catastróficos, que incluyen perderse con frecuencia, beber mucho alcohol antes de volar e incluso irse sin el equipo de aviación adecuado a bordo.
Nunca se encontraron cuerpos y restos en la mayoría de los casos, pero esto no es sorprendente teniendo en cuenta que hablamos de un cuerpo enorme de agua e increíblemente profundo. Incluso hoy en día, los restos de aviones y barcos rara vez se encuentran a pesar de los avances masivos en la tecnología de reconocimiento y rastreo.


No hay nada místico en el Triángulo de las Bermudas

Esta combinación de tripulantes desaparecidos y desapariciones de aviones y barcos increíblemente bien publicitadas aseguró el nacimiento de una leyenda. A pesar del hecho de que desde hace tiempo se sabe que no hay nada místico o de otro mundo en el Triángulo, han surgido muchas hipótesis que intentan "explicar" estos desvanecimientos, y han variado desde lo científico hasta lo extravagante. Respecto a la teoría de las burbujas de metano que se elevan desde escondites congelados bajo el mar y que han estado tragándose barcos, a pesar de que esto es científicamente plausible, hay un problema de base: no hay reservas de metano debajo del Triángulo de las Bermudas.



Misterios resueltos

Uno por uno, los supuestos misterios del Triángulo de las Bermudas se han resuelto. El Connemara IV, por ejemplo, fue arrastrado al mar (sin su tripulación) durante un huracán y los dos Boeing KC-135 Stratotanker colisionaron y se estrellaron en el Atlántico. Respecto a los últimos momentos del vuelo 19, presumiblemente, el avión desembocó en el océano, donde las condiciones se habían deteriorado desde la salida de Fort Lauderdale. Un mar agitado se habría tragado a los pesados Grumman Avenger. La Armada de los EE. UU. abrió una investigación sobre los Avenger desaparecidos, así como del PBM-Mariner. Se sostuvo que esta última aeronave explotó en el aire, una hipótesis reforzada por el testimonio del capitán Shonna Stanley de los SS Gaines Mills que vio una bola de fuego en el cielo exactamente en el momento en que el avión de búsqueda desapareció.
En cuanto a los Avenger, se concluyó que el error humano y el mal funcionamiento de la brújula causaron la tragedia.

Inofensivo

La mejor prueba acerca de lo inofensivo que es el Triángulo de las Bermudas la posee la ciudad de Freeport, ubicada dentro del Triángulo. Freeport tiene un astillero importante y también un aeropuerto que maneja 50.000 vuelos anualmente y es visitado por más de un millón de turistas al año.

No está reconocido oficialmente

Como señaló la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), el Triángulo en sí no existe oficialmente. Aunque señalan que las "condiciones ambientales" podrían explicar muchas de las desapariciones, enfatizan que la "Junta de Nombres Geográficos de los Estados Unidos no reconoce el Triángulo de las Bermudas como un nombre oficial y no mantiene un archivo oficial sobre el área. No hay evidencia de que misteriosas desapariciones ocurran con mayor frecuencia en el Triángulo de las Bermudas que en cualquier otra zona grande y transitada del océano", concluye NOAA. De hecho, ninguna organización científica acreditada considera que el Triángulo de las Bermudas sea algo genuino.


Nueva explicación: olas gigantes

Un equipo de investigadores ha tratado de plantear nuevas respuestas lógicas al enigma -que no es tal-, muchas de ellas relacionadas con la meteorología. Ahora, el oceanógrafo Simon Boxall, de la Universidad de Southampton (Inglaterra), ha revelado los resultados de su investigación en una serie documental británica sobre el Triángulo de las Bermudas. Según Boxall, las responsables son unas olas gigantes que pueden superar los 30 metros de altura. Unas olas que duran pocos minutos pero capaces de hundir a gran velocidad buques y aviones, que desaparecerían sin dejar rastro. El área está sujeta a tormentas violentas e inesperadas y a cambios climáticos. Estas tormentas cortas pero intensas pueden acumularse y disiparse rápidamente, causando obvios problemas de navegación.



El Triángulo del Dragón

La versión japonesa del Triángulo de las Bermudas se llama Triángulo del Dragón o Mar del Diablo. También es notorio por desapariciones de barcos y aviones militares. Lo curioso es que esta región del océano también debe su popularidad al fantasioso libro superventas de Charles Berlitz de 1974. También es llamativo que no son los japoneses los que consideran que el Mar del Diablo sea más misterioso o peligroso que otras aguas costeras de Japón, sino los estadounidenses.

lunes, 24 de septiembre de 2018

Pokémon Go tiene vínculos con la CIA


Pokémon Go ha hecho enloquecer a millones de usuarios en todo el mundo. Aún retenemos en nuestra retina las imágenes del pasado 15 de julio en Central Park, cuando una muchedumbre  en busca de Vaporeon, un tipo de Pokémon que aparece con poca frecuencia en la aplicación y que es una de las tres evoluciones del adorable zorrito Eeve -la de agua, concretamente-, acudió el pulmón de Nueva York al enterarse que estaba  merodeando por el lugar.

El videojuego, que ya es un fenómeno social, ha conseguido lanzar a las calles a miles de personas en busca de estos personajes de dibujos animados japoneses que, usando la cámara, aparecen en las pantallas de sus dispositivos en un entorno real.


En efecto, Niantic, Inc,  desarrollador de Pokémon Go,  fue fundada por John Hanke, quien recibió previamente fondos de la sociedad de capital riesgo, In-Q-Tel para desarrollar lo que eventualmente se convirtió en Google Earth.
La CIA estableció In-Q-Tel en 1999 como su brazo de capital riesgo para  “identificar e invertir en compañías que desarrollan tecnologías de la información de vanguardia que sirven a los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos”, según la propia empresa.
Es fácil ver por qué la CIA tendría un interés en el software detrás de Pokémon Go; el juego utiliza la cámara del jugador y el giroscopio para mostrar una imagen de un Pokémon como si estuviera en el mundo real, como en un complejo de apartamentos del jugador o en el baño de tu lugar de trabajo.
Un software como este teóricamente podría convertir los teléfonos inteligentes de millones de usuarios en “sondas robot” que toman en tiempo real, imágenes de sus ciudades y de sus hogares a nivel del suelo, llegando hasta los callejones más oscuros y los sótanos que no pueden alcanzar los satélites espías y coches de Google.
A comienzos del 2000, In-Q-Tel invirtió en Keyhole Inc., compañía fundada por Hanke que desarrolló imágenes en “sobrevuelo” 3D de los edificios y terrenos a partir de datos geoespaciales recogidos por los satélites.
Los creadores del juego, las empresas The Pokemon Company International y Niantic, reconocieron que un error de la aplicación hace que tengan de forma automática y sin previo aviso acceso absoluto a las cuentas de Google de los usuarios de dispositivos que empleen iOS (Apple). De rechazar este acceso, el usuario no podrá jugar.
Sin embargo, pese a que la aplicación exige el acceso absoluto a la cuenta –lo que implica correos electrónicos, documentos e historia de búsquedas del jugador– asegura que solo reúne “información básica” de la cuenta de Google del mismo, como la mera dirección de correo electrónico. Lo afirman sus creadores, que dicen estar tratando de solucionar el error

Un exagente de la CIA confiesa haber asesinado a Marilyn Monroe


Marilyn Monroe, de 36 años, fue hallada inconsciente el 5 de agosto de 1962 en su casa en Brentwood, estado de California. La autopsia calificó la causa de la muerte como un "probable suicidio", sin embargo, en 2015, a sus 78 años, un oficial retirado de la CIA, Normand Hodges, confesó que le inyectó una dosis masiva de hidrato de cloral.
Transcurridos 55 años después de su muerte, la historia de Marilyn Monroe sigue suscitando especulaciones, discusiones y versiones insólitas de su muerte.
Un 'probable suicidio'
No era la primera vez que Monroe había intentado suicidarse, hasta el punto de que había estado internada en una clínica psiquiátrica. Además, sus dos médicos personales le suministraban peligrosos barbitúricos cuya paulatina acumulación en su organismo pudo provocar su muerte. De modo que parecía perfectamente verosímil la versión de la muerte que apuntaba a que la misma actriz hubiera decidido ajustar cuentas con la vida.
Sin embargo, después de un estudio minucioso, el tanatólogo Thomas Noguchi no halló restos de barbitúricos en el estómago —casi totalmente vacío- de la actriz. Para evitar chismes innecesarios, se comunicó a la prensa que había tomado cuarenta cápsulas de Nembutal, por lo que se trataba de un suicidio por sobredosis.
Dada la absoluta dependencia de Marilyn a los fármacos por aquella época, no resultaría difícil presentar su desaparición como el resultado de una sobredosis o, como anunció la prensa, de un "suicidio".
'La mano de la CIA'
De todos modos, el sargento Jack Clemmons, el primero en llegar a la casa de Marilyn Monroe en Helena Drive cerca de Los Ángeles la noche del 5 de agosto de 1962, estuvo siempre convencido de que se había perpetrado un asesinato: la habitación estaba perfectamente recogida, la cama como recién hecha, la criada en plena noche había hecho la colada y a todas las preguntas del policía contestaba que ni ella ni el psicoterapeuta particular de Monroe, Ralph Greenson, habían hecho nada malo. En realidad, el ama de llaves Eunice Murray y el doctor Greenson eran las únicas personas que podía considerar como su familia esta mujer deseada por todos pero absolutamente sola.
Aunque ni los historiadores de Monroe, ni sus admiradores creían en un 'probable suicidio', sin embargo, está versión fue considerada oficial durante más de medio siglo, hasta que en 2015 el exagente de la CIA Normand Hodges hizo unas declaraciones sensacionalistas. Hodges afirma que entró en la habitación de la actriz mientras ella dormía y le inyectó una dosis masiva de hidrato de cloral (una efectiva droga hipnótica), mezclado con Nembutal, que le causó la muerte.
Además de Marilyn, el exoficial confirmó haber acabado con otras 36 personas durante 41 años de servicio — entre 1959 y 1972 —, entre sus víctimas figuraban políticos, activistas sindicales y otros.
Personalidad

Marilyn Monroe tenía dos facetas muy marcadas en su personalidad, por un lado era una mujer que prodigaba una gran feminidad y vulnerabilidad, glamour y seducción muy estudiada, era muy consciente de sus dones como mujer rubia y muy atractiva sexualmente, por lo que a veces pasaba por tonta sin serlo. A pesar de ser una estrella de Hollywood, trataba de no mezclar su vida profesional y personal, siendo actriz solo en la pantalla o en el escenario; destacaba por su increíble naturalidad:
"El sexo forma parte de la naturaleza, y yo me llevo de maravilla con la naturaleza", siempre decía.
Sin embargo, siempre estuvo segura de su elección profesional y nunca soñó con ninguna otra dedicación aparte de ser actriz. Cuando le preguntaron qué hacía en su tiempo libre, ella respondió: "Cuando una actriz está construyendo su carrera en imágenes, como yo, tiene muy poco tiempo libre. Y el poco que tengo lo paso leyendo y estudiando". Agregó que su pasatiempo preferido era también caminar.
'Me visto para los hombres'
En su famosa entrevista a la revista LIFE en abril de 1962 el ídolo de masas confesó: "Me visto para los hombres. Una mujer ve tu ropa para criticarla, un hombre la aprecia".
Estuvo casada en tres ocasiones — con James Dougherty, Joe DiMaggio y Arthur Miller — y se le atribuyeron relaciones amorosas con los hermanos Bobby y John F. Kennedy.
Las habladurías sobre una posible relación con John Kennedy las motivó la propia rubia platino cuando, unos meses antes de su misteriosa muerte, con un vestido de encaje (descrito en su momento como "no iba ni vestida ni desnuda…"), y una entonación muy sensual interpretó la famosa canción 'Happy Birthday, Mr. President' en un acto en el Madison Square Garden ante miles de personas con motivo de la celebración del 45 cumpleaños del 35º presidente de EEUU.
Culto
55 años después de la muerte del ídolo, Marilyn Monroe permanece intacta en los corazones de millones de personas en todo el mundo. Su forma de vestirse, su manera de ver las cosas, su actitud hacia los hombres sigue siendo admirada e insuperable. Como decía, ella "no quería hacer dinero, solo quería ser maravillosa". Y lo era y es.

domingo, 23 de septiembre de 2018

Pablo Neruda, ¿asesinado?


A menudo se ha especulado sobre aspectos de la vida y la muerte de grandes mitos -como John Lennon, Diana de Gales, Marilyn Monroe o Elvis Presley - que durante décadas se han considerado verídicos. Como las circunstancias que rodearon la muerte de Pablo Neruda, el “poeta del pueblo”, que murió el 23 de septiembre de 1973 en una clínica de Santiago de Chile pocos días después del golpe de Estado que derrocó al gobierno de Salvador Allende.
Es algo irrefutable que el diplomático chileno sufría un cáncer de próstata, pero en los últimos años han surgido dudas sobre la causa de su deceso. Una teoría que cogió impulso el año pasado cuando un equipo internacional de forenses reveló que el premio Nobel de Literatura de 1971 no murió por caquexia, alteración profunda del organismo provocada por algunas dolencias, a pesar de que así consta en el certificado de defunción.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores se basaron en pruebas genómicas y proteómicas que se realizaron en laboratorios especializados de Dinamarca y Canadá. Además, el estudio descubrió la presencia de una bacteria potencialmente mortal en un molar del autor de Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924), si bien los expertos admitieron que necesitaban indagar más para obtener una respuesta concreta sobre qué provocó realmente el fallecimiento.
La familia del fallecido poeta denunció a principios de este mes de septiembre que dicha investigación está paralizada por culpa de la deuda que el Gobierno chileno tiene con dos laboratorios internacionales. El impago ha impedido que se realice una última pericia en un laboratorio de Canadá, cuyo resultado es fundamental para la resolución del caso, según señaló el sobrino de Neruda y abogado de la familia, Rodolfo Reyes.
Los restos de Pablo Neruda fueron exhumados por orden judicial en 2013 a raíz de una querella por homicidio y asociación ilícita que el Partido Comunista y uno de sus sobrinos interpusieron después de que el chófer del poeta asegurase que fue envenenado por agentes del gobierno militar con una inyección en la clínica donde estaba internado. No obstante, la investigación no encontró ninguna evidencia clara que apoyase esta teoría.
Según el profesor de Filología de la Universidad de Navarra y experto en Literatura Hispanoamericana, Javier de Navascués, esta hipótesis podría obedecer “al deseo íntimo de tener un Lorca en Chile”. Y añade: “A mí me explicaron que Neruda se murió de pena. Sin duda, estaría muy apenado, evidentemente, la situación de Pinochet le debió de influir, pero no lo asesinaron”.
En este sentido el profesor José Daniel Barquero Cabrero recuerda en su reciente ensayo sobre Pablo Neruda que días antes de su ingreso hospitalario los militares insurrectos asaltaron dos de sus casas, la del “Cerro San Cristóbal” y “La Chascona”, en Santiago, donde le confiscaron sus libros y sus colecciones, algunas de las cuales fueron destrozadas.
Además, los militares ordenaron a las librerías retirar sus obras y algunos de sus libros fueron quemados “como escarmiento público” a los ciudadanos que se acercaran “a los ideales comunistas y socialistas”, explicó el director general de la ESERP Business Et Law School en Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca durante la presentación de su libro Pablo Neruda. Ensayo biográfico inédito de la infancia, adolescencia y juventud . Un trabajo que incluye, entre otros documentos, dedicatorias manuscritas del autor a otros escritores -como Julio Cortázar, Rafael Alberti o Homero Arce-, así como una oda compuesta especialmente para la artista Violeta Parra.
“Él entra de urgencias en un hospital con fiebre. No se sabe si le ayudaron a morir por miedo a un levantamiento de masas”, sostiene Barquero. Al respecto, cabe destacar que Neruda mantenía una estrecha amistad con Salvador Allende, que murió el mismo día del Golpe de Estado de 1973, tan sólo 12 días antes que el poeta. Los entresijos de esta relación se exploran en el libro Pablo Neruda y Salvador Allende. Una amistad, una historia (Editorial RIL, 2014).
Sin embargo, el profesor se decanta por la hipótesis de que la dolencia que padecía el que fuera íntimo amigo de Federico García Lorca y de tantos otros autores de la generación del 27 “probablemente se acrecentara con el disgusto al ver el dolor de su pueblo”. Un amargo final para un hombre que fue capaz de endulzar el corazón de millones de personas con poemas como este:

Puedo escribir los versos más tristes esta noche / Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos» / El viento de la noche gira en el cielo y canta / Puedo escribir los versos más tristes esta noche / Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

El legado poético de Neruda

Más allá del debate sobre las circunstancias que rodearon la muerte del poeta, es innegable que el legado nerudiano continúa siendo estudiado en las universidades y un referente para los compositores de obras poéticas, tal como sostiene el profesor de Literatura Hispanoamericana, Javier de Navascués. “Lo que Neruda fue en algunos libros anticipa un poco a los éxitos comerciales de cierta poesía de hoy”, dice en alusión a poetas como Marwan o Loreto Sesma.
Pero en contraste con la más popular de sus obras -Veinte poemas de amor y una canción desesperada-, que el chileno escribió con 18 años, su poesía se vuelve más oscura y compleja en otras etapas vitales, tal como se puede apreciar analizando su extensa obra, compuesta por 45 libros, más diversas compilaciones y antologías.

“Hay varios Nerudas”, expone Navascués, y pone como ejemplo el registro que “el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma”, según Gabriel García Márquez, desarrolla en Residencia en la tierra(1933), que escribió con la soledad del aislamiento que vivió durante el tiempo que ostentó el cargo de cónsul en Singapur.
Hay cementerios solos /tumbas llenas de huesos sin sonido / el corazón pasando un túnel /oscuro, oscuro, oscuro / como un naufragio hacia adentro nos morimos / como ahogarnos en el corazón /
como irnos cayendo desde la piel al alma. (Residencia en la Tierra, 1933)
En otro de sus registros, el político, Neruda se muestra comprometido con la libertad, la República española y más tarde, con la causa comunista. Una de las anécdotas curiosas de su biografía es que en noviembre de 1938 se llegó a repartir entre las autoridades políticas y militares de la República la primera edición de España en el corazón, editado en el Monasterio de Montserrat.

Una infancia ‘complicada’

Un hecho que sorprendió, incluso, al propio autor, como se desprende de este comentario pronunciado por Neruda: “Creo que pocos libros, en la historia extraña de tantos libros, hayan tenido tan curiosa gestación y destino”. En Confieso que he vivido (Seix Barral, 1974), el autor expone tanto su concepción del arte y de la poesía como los motivos que le llevaron a defender hasta el final de su vida sus conocidas posiciones políticas.
Biografía en la que el artista tampoco pasa por alto su relación con García Lorca, Alberti, Miguel Hernández, Eluard, Aragon, así como su amigo Salvador Allende. Sin embargo, advierte José Daniel Barquero, el poeta “hace pocas referencias a su infancia y adolescencia” en sus memorias, a pesar de que ésta fue una etapa “complicada” para Neruda marcada por el fallecimiento de su madre dos meses después de su nacimiento.

Un poeta con lado oscuro

Pero este no fue el único hecho trágico en su biografía. Su única hija –Malva Marina Reyes, fruto de su matrimonio con Maria Hagenaar Vogelzang - nació con hidrocefalia severa, por lo que fue repudiada y ocultada por su padre durante los ocho años que vivió, como narra en Malva (Ed. Rey Naranjo) la poeta neerlandesa Hagar Peeters. Una revelación que dejó al descubierto la cara más tenebrosa y cruel de Neruda.
Aún así, los expertos coinciden en que no tuvo una vida fácil. Su compromiso con sus convicciones políticas le llevaron a vivir como un fugitivo en Chile –una etapa en la que gestó la que él consideraba su obra más importante, Canto general (1950)-, llegar a exiliarse y seguramente ser asolado por una gran pesadumbre los últimos días de su vida.
A esto se suma que sus restos mortales fueron cuatro veces enterrados hasta que en abril de 2016, 43 años después de su muerte, se cumplió el deseo que el poeta expresó en Canto general: “Compañeros, enterradme en Isla Negra, frente al mar que conozco”. La historia dirá si Neruda descansa ya por fin en paz.

jueves, 20 de septiembre de 2018

La loca historia de Charles Joughin, el panadero del Titanic que sobrevivió gracias al whisky


Cuando finalizó la construcción del Titanic, era el mayor transatlántico del mundo. Tan impresionante como su belleza, su lujo y su tamaño fue la catástrofe que ocasionó al hundirse en la noche del 14 de abril de 1912, durante su viaje inaugural de Southampton a Nueva York. A los cuatro días de partir se estrelló contra un iceberg y estuvo agrietándose durante dos horas y media, mientras los pasajeros hacían lo posible por encaramarse a un bote salvavidas.
Más tarde se descubrió que casi ningún bote fue llenado hasta su máxima capacidad. Murieron 1.514 personas de las 2.223 que iban a bordo. A las 2.20 h. de la madrugada del 15 de abril, el Titanic se partió por la mitad y se hundió definitivamente, con cientos de persona aún a bordo. La gran mayoría de los que quedaron flotando en el mar murió de hipotermia -como le pasó a Jack, el joven ficticio de la oscarizada película que recogió esta historia-.
Cuando finalizó la construcción del Titanic, era el mayor transatlántico del mundo. Tan impresionante como su belleza, su lujo y su tamaño fue la catástrofe que ocasionó al hundirse en la noche del 14 de abril de 1912, durante su viaje inaugural de Southampton a Nueva York. A los cuatro días de partir se estrelló contra un iceberg y estuvo agrietándose durante dos horas y media, mientras los pasajeros hacían lo posible por encaramarse a un bote salvavidas.
Más tarde se descubrió que casi ningún bote fue llenado hasta su máxima capacidad. Murieron 1.514 personas de las 2.223 que iban a bordo. A las 2.20 h. de la madrugada del 15 de abril, el Titanic se partió por la mitad y se hundió definitivamente, con cientos de persona aún a bordo. La gran mayoría de los que quedaron flotando en el mar murió de hipotermia -como le pasó a Jack, el joven ficticio de la oscarizada película que recogió esta historia-.
También arrojó muebles de madera por la borda para que los que habían caído al agua pudiesen engancharse a algo. Fue uno de los últimos en saltar y, cuando lo hizo, permaneció dos horas en las gélidas aguas hasta que uno de los botes lo rescató. Al principio tenía que andar de rodillas pero sobrevivió al desastre sin secuelas. Este suceso no le desanimó en lo que a su oficio se refiere: siguió trabajando en diferentes barcos y falleció a los 78 años.
¿En qué ayudó el whisky al jefe de panaderos? No precisamente le sirvió para quitarse el frío, porque el alcohol es un vasodilatador: la sensación térmica de calor es una simple ilusión. Es más, su consumo provoca una pérdida de temperatura corporal cuando el ebrio se expone a ambientes helados. No fue la borrachera de Joughin lo que le puso a salvo, sino los efectos del alcohol los que lo animaron a no desesperarse y a actuar, a ser más valiente de lo que a priori iba a ser y a ayudar a los demás y a sí mismo a salvar sus vidas.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Semmelweis, el mártir del lavado de manos


Pocas veces el agua ha sido tan acertadamente llamada fuente de vida como cuando se la asocia al jabón. Pero la simpleza de la idea y su consolidación actual no tuvo un comienzo fácil. Quien primero se dio cuenta de su importancia fue un médico de Budapest, Ignác Fülöp Semmelweis (1818-1865), cuarto hijo de un comerciante, cuando aún no había cumplido los 35 años. Su defensa de la asepsia salvó vidas, pero hundió la suya. Ahora, en 2015, 150 años después de su muerte, la Unesco reivindica su legado al nombrarle uno de los personajes del año.





Frente a la fachada del Szent Rókus Hospital de Budapest se alza una gran escultura con la inscripción “Semmelweis”. A los pies del pedestal, entre ángeles, una madre de piedra da el pecho al bebé que sostiene en brazos. La mujer mira hacia lo alto de la peana, donde posa un hombre con barba, gabán, varios cuadernos bajo el brazo y una mirada serena acentuada por las sombras del mármol. Un busto con los mismos ojos se encuentran los pacientes que acuden a la clínica de mujeres de Währing (Viena). Allí la escultura luce otra leyenda: “Ignaz Semmelweis, el salvador de las madres”.

Homenaje a Semmelweis en Budapest.

Hace poco más de un siglo y medio ese hombre que ahora inspira estatuas, ocupa un lugar de honor en los hospitales e incluso bautiza una clínica en Viena y la Semmelweis University de Budapest, se dedicó a empapelar su ciudad con pasquines en los que pedía a las mujeres que no recurrieran a los médicos para dar a luz. También publicó incendiarias cartas en las que tachaba a los profesores de obstetricia de “asesinos”. ”Contra ellos me levanto como resuelto adversario”, llegó a escribir sobre muchos de los galenos de su época.
En julio se cumplirán 200 años del nacimiento de Ignaz Philipp Semmelweis en Buda (Hungría), médico pionero de la antisepsia que desarrollaría más tarde en la cirugía Joseph Lister. Mientras sus colegas del Hospital General de Viena contemplaban impasibles cómo morían a cientos las mujeres tras el parto debido a la fiebre puerperal, Semmelweis decidió buscar explicaciones… y soluciones.

La extraña fiebre que mataba a las madres

Hacia mediados del siglo XIX, -anota Charles Volcy en un artículo recogido por Iatreia- en la maternidad vienesa fallecían más del 13% de las mujeres que daban a luz, lo que se traduce en cerca de 700 muertes al año. Poco antes de incorporarse a la clínica, en julio de 1846, el propio Semmelweis reconocía perplejo que en un solo mes habían perdido la vida por esa causa 36 de 208 madres.
No era un problema exclusivo del hospital de la capital austriaca. La fiebre puerperal había dejado epidemias en Leipzig, Copenhague o Frankfort entre los siglos XVII y XVIII. En algunos casos con terribles tasas de mortalidad del 90%. Según los datos recogidos por Volcy, en 1746 y 1774 el Hospital Hotel-Dieu de París sufrió una crisis similar, con el 58% de las parturientas afectadas. Por esa misma época la fiebre golpeó a las madres del Hospital Westminster, en Londres, donde la mortandad escaló al 68%.
Las afectadas sufrían escalofríos, cefalalgia, se le enrojecían los ojos… En cuestión de días convulsionaban, deliraban y fallecían. En un intento por explicarlo, los médicos lo achacaban al frío, la humedad, el hacinamiento en las salas de maternidad, la dieta, la ansiedad de las parturientas… Incluso a la Providencia. Faltaban años aún para que Louis Pasteur expusiera su teoría sobre las enfermedades infecciosas mediante microbios y recomendase a los doctores hervir su instrumental. En 1807 la Sociedad de Medicina de Marsella quiso condecorar con su medalla de oro al investigador que aclarase la naturaleza de la fiebre puerperal. Casi una veintena de médicos aceptaron el reto, pero el premio se quedó sin entregar.
La también conocida como “fiebre de las parturientas” adoptó dimensiones especialmente graves en el Hospital General de Viena. Lo curioso es que, aunque el centro se inauguró en 1784, el problema solo fue tal a partir de 1822. ¿Qué ocurrió ese año? Que el doctor Johann Klein sucedió a Johann Lucas Böer al frente de la institución. Casi 40 años más joven que su predecesor, Klein quiso modernizar algunas costumbres. Entre ellas decidió que los estudiantes de obstetricia dejarían de aprender anatomía femenina con maniquíes y pasarían a hacerlo mediante la disección y el estudio de cadáveres. También reorganizó el hospital en dos pabellones. En uno se formarían los médicos. En el otro, las comadronas.
Cambios en apariencia inofensivos, que no tardaron sin embargo en venir acompañados de consecuencias nefastas. Durante la gestión de Boër la tasa de mortalidad por fiebre puerperal era de solo el 1,25%. Tras la llegada de Klein el porcentaje se disparó al 5,3%. Y cuando el nuevo director del centro acordó crear las dos salas, la que usaban los futuros médicos repuntó su porcentaje de fallecidas al 9,02%, casi el triple que en el pabellón de las parteras. La situación llegó a ser tan evidente que las propias mujeres de Viena preferían dar a luz en la calle o alargar lo máximo posible sus partos… Lo que fuera para no tener que caer en el turno que asumían los estudiantes de la primera sala. Hacían lo imposible por entrar en el pabellón dos.
Los médicos no eran capaces de desentrañar aquel misterio. Durante un tiempo se especuló incluso con los efectos que los pabellones tenían sobre el ánimo de las parturientas: mientras en el primero el sacerdote tenía que recorrer el pasillo que comunicaba las diferentes habitaciones para llegar a la capilla, acompañado por el fúnebre tintineo de una campanilla; en el segundo, podía acceder directamente. Los confundidos doctores insistían en el efecto que ese presagio de muerte tendría sobre las mujeres que acababan de dar a luz.

Un lavado de manos salva vidas

En ese contexto llegó Semmelweis al Hospital General de Viena. Estudiante de leyes que viró su carrera profesional hacia la Medicina tras presenciar una autopsia, Ignaz obtuvo su titulación de galeno en 1844 y su especialización en Obstetricia en 1846. Ese mismo año empezó a trabajar en el centro. “Me asusté cuando escuché el porcentaje de pacientes fallecidas”, escribió por aquella época el doctor, de solo 26 años: “¿Por qué tantas mujeres mueren de esta fiebre después de haber dado a luz sin problemas?” El joven médico fue incapaz de cerrar los ojos ante aquella situación y decidió plantarle cara: “Todo lo que aquí se hace me parece muy inútil. Se continúa operando sin tratar de saber por qué tal enfermo sucumbe antes que otros”.
Su gran mérito fue empezar a hacer anotaciones y recopilar datos estadísticos de ambas salas, aplicando las lecciones que había aprendido de su maestro Josef Skoda. ¿Qué observó? Lo evidente. Y lo no tan evidente. Que la mortalidad era mucho mayor en la sala de estudiantes de Medicina que en la de matronas. Que muchas mujeres contraían la fiebre antes de dar a luz. Que la infección siempre surgía en el útero. Incluso que las madres que alumbraban en la calle padecían la dolencia con menos frecuencia. Y lo más importante: que los alumnos que examinaban a las pacientes acudían de sus prácticas de anatomía con cadáveres sin haberse lavado antes las manos. En esas condiciones exploraban a las mujeres. Las matronas que trabajaban en la segunda sala sin embargo no realizaban estudios forenses.
A Semmelweis se le ocurrió entonces que quizás aquellos estudiantes transportaban en sus dedos “materia putrefacta” que trasladaban de la morgue a las futuras madres. Su teoría no gustó nada a Klein, influyente galeno que veía en la propuesta de su subordinado un ataque intolerable al gremio. Al fin y al cabo daba a entender que los médicos eran los culpables de cientos de muertes. Para Klein tenía más sentido que aquellas diferencias entre las dos salas del hospital las ocasionara la brusquedad con la que los estudiantes de Medicina hacían los exámenes vaginales. Tras una encendida discusión, en octubre de 1846 destituyó al húngaro, quien se trasladó a Venecia.
A su regreso a Viena, en 1847, Semmelweis se enteró de que el profesor Jakob Kolletschka –su viejo maestro y amigo- había muerto tras sufrir un corte accidental con un escalpelo durante una autopsia. Cuando se interesó por el caso descubrió que los síntomas que había padecido Kolletschka eran los mismos que sufrían las mujeres de la primera sala del hospital. Allí estaba la evidencia que necesitaba su espíritu metódico. “Su sepsia y la fiebre puerperal deben tener el mismo origen. Los dedos y manos de los estudiantes y doctores, sucios por las disecciones recientes, portan venenos mortales de los cadáveres a los órganos genitales de las parturientas”, anotó. Gracias a la ayuda de Skoda, el galeno de Buda consiguió regresar al hospital vienés, donde empezó a corroborar sus hipótesis.
Decidido a reducir la terrible sangría de vidas que ocasionaba la fiebre puerperal entre las madres, Semmelweis preparó una solución de cloruro y ordenó a los estudiantes que se lavasen las manos con ella. La mortalidad cayó entonces de forma drástica. Cuando comprendió que las infecciones también se podían trasladar tras examinar a pacientes vivas reforzó las medidas de higiene y el número de fallecidas se desplomó aún más. A pesar de la eficacia y sencillez de sus “recetas”, la mayoría de sus colegas –con honrosas excepciones, como Hébra, Skoda o Rokitansky- y los propios alumnos las rechazaron. En 1849, herido en su orgullo, Semmelweis pierde de nuevo su empleo en Viena.
Se cuenta que, poco después, un profesor al tanto de las teorías de Semmelweisdecidió ignorarlas mientras asistía al parto de su propia prima. La pobre mujer contrajo la fiebre y falleció. Roto de dolor, el médico se quitó la vida. “De todos los tocólogos que conozco es el primero y único del que puedo decir que tuvo demasiada conciencia profesional”, se lamentaría más tarde el húngaro.

El trágico final de Semmelweis

El destino de Semmelweis no fue mucho mejor. Tras ejercer como médico privado en Hungría y en la Universidad de Pest y publicar hacia 1861 una obra en la que exponía sus teoríasse sumió en la depresión. Durante esos años redactó también pasquines incendiarios en los que carga contra los galenos que lo ignoraban. “Padre de familia, ¿sabes qué significa llamar a la cabecera de la cama de tu mujer parturienta a un médico o a una comadrona?” –arengaba en uno de sus escritos- “De forma voluntaria la haces correr riesgos mortales”. Su salud se deterioraba cada día y terminó interno en un manicomio.
Estatua situada en Viena en honor a Semmelweis.
Denostado, señalado por la mayoría de sus colegas como un loco y enfermo, Semmelweis falleció en agosto de 1865, con 47 años. Como reza en la estatua que lo homenajea en Viena, hoy se le conoce como “el salvador de madres”. Sobre su muerte circulan varias teorías. La más extendida es que en un arranque de locura se cortó a sí mismo con un escalpelo contaminado, en plena aula y delante de sus alumnos. La herida le habría producido la temida fiebre contra la que combatió durante toda su carrera. Otra sostiene que esa lesión fue accidental. Mucho menos épica, una versión asegura que murió dos semanas después de ingresar en el psiquiátrico a consecuencia de los atroces golpes que le asestaron los enfermeros que intentaban someterlo. “Eso sin embargo” —apostilla Marcelo Miranda— “no se apoya en los hallazgos de la necropsia realizada y que fueron revelados en 1947”. Lo que sí se acepta de forma general es que su salud estaba muy deteriorada hacia el final de sus días. A la depresión que padecía pudo haberse sumado alguna dolencia, como alzhéimer o neurosífilis.
A pesar de que Semmelweis fue víctima innegable de la incomprensión de su época, hay autores que reconocen que no le ayudó en nada su temperamento volcánico. Tampoco sus reparos en usar el microscopio o realizar experimentos en el laboratorio para apuntalar sus teorías. No se sentía muy cómodo hablando alemán y era reacio a plasmar sus teorías por escrito. Quizás por eso tardó tanto en publicar el libro en el que detalla sus propuestas. Que tomase partido por la corriente separatista húngara terminó por situarlo en una situación complicada. Especialmente ante Klein, hombre de carácter intempestivo.
Como recuerdan J.A. Acevedo, Antonio García-Carmona y María del Mar Aragón en un artículo publicado en Eureka, Semmelewis fue un pionero y un luchador sin parangón, pero no el primero en relacionar las dolencias causadas por el médico y los partos. “En 1842, Thomas Watsonrecomendaba lavarse las manos con una solución de cloro, así como que ginecólogos y comadronas se cambiaran la ropa para evitar convertirse en un vehículo de contagio”, anotan. Lister sería el encargado de impulsar la asepsia en la cirugía médica mientras precursores como Joseph Clarke, John Burton, William Buchan, Robert Collins, Alexander Gordon u Oliver W. Holmes apuntaban la urgencia de extremar la higiene… En definitiva, la importancia de usar agua y jabón.

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