Un agujero negro es un elemento de gran masa con un poder atracción tan extremo que ni siquiera la luz puede escapar de él. Sin embargo, esto no se da su totalidad, pues en ese caso no sería posible para nosotros observar su existencia. Siendo así, se sabe que puede expulsar ciertos tipos de radiación como los rayos-X.
La NASA ha estado utilizando un sistema muy sofisticado de observación llamado NICER (Neutron star Interior Composition Explorer) que está abordo de la Estación Espacial Internacional. Desde allí logró captar una inusual emisión de luz de rayos-X provenientes del espacio. Después de buscar su origen, los científicos se dieron cuenta que venían del agujero negro conocido como MAXI J1820+070.
J1820 (como usualmente se le llama) tiene una masa 10 veces mayor a la del sol. Además, está ubicado a unos 10.000 años luz de nosotros en dirección a la constelación de Leo.
Las ondas de rayos-X procedentes de él formaban una especie de "ecos de luz" reflejados de una estrella cercana. Sorprendentemente estos demostraron que hubo cambios en el tamaño y la forma del agujero negro en cuestión.
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