viernes, 1 de marzo de 2019

Ötzi: La historia del hombre de hielo que sería el primer homicidio conocido de la prehistoria

En septiembre de 1991 dos experimentados alpinistas alemanes -el matrimonio conformado por Helmut y Erika Simon- iniciaron el arriesgado descenso desde el Finialspitze, una montaña de 3.600 metros de altitud ubicada en los Alpes austríacos, en plena frontera austro-italiana. Cuando ambos descendieron a una hondonada cubierta de hielo derretido procedente de los glaciares, descubrieron la cabeza y los hombros de un cadáver humano, junto a varias pertenencias que incluían un hacha, un cuchillo y un arco de madera, por lo que los alpinistas pensaron que el cadáver correspondía al de un montañista fallecido en un accidente en la montaña algunos años atrás.


Helmut y Erika posteriormente dieron aviso a las autoridades de su hallazgo y se intentó rescatar el cadáver con una perforadora, que sólo consiguió causarle una herida en la cadera. Mientras tanto, el lugar se llenó de curiosos y voluntarios que intentaron liberar el cuerpo de su prisión de hielo con picos y bastones de esquí. Reinhold Messner, un alpinista austríaco que se encontraba en el lugar, al ver las armas rústicas que rodeaban el cuerpo, que gracias al frío extremo del lugar estaba increíblemente bien conservado, y al percatarse que la piel del cadáver estaba tan curtida como el cuero, aventuró que aquel hombre no había muerto hacía poco, si no que debía de tener cientos o incluso miles de años de antigüedad. “En cuanto lo vi me di cuenta de que se trataba de un importante descubrimiento arqueológico”, diría Messner más tarde.


Cuando los científicos de la localidad austríaca de Innsbruck examinaron las pertenencias recuperadas, descubrieron que el hacha era una hoja de metal en forma de cuña, unida con una cuerda a un mango curvo de madera de tejo, que había sido fundida alrededor del año 2000 a.C., es decir, en la Edad del Bronce. Sin embargo, las rústicas y toscas pertenencias del hombre sugerían una época mucho más antigua. Los análisis de carbono 14 que se realizaron sobre huesos y tejidos en dos laboratorios distintos – Zurich y Oxford- confirmarían que el hombre encontrado en el hielo databa de 3300-3200 a.C.
A partir de ese momento, el hombre de hielo saltó a la fama mundial y la prensa lo bautizó con el apodo de Ötzi, en referencia a los Alpes de Ötztal o valle de Ötz, tramo de los Alpes italianos en el que había sido descubierto.

Las ropas de Ötzi incluían una capa o sobretodo de fibra vegetal, un gorro de piel de oso, un chaleco y calzas de piel de cabra doméstica, taparrabos de cuero y zapatos impermeables tejidos de cuero, diseñados aparentemente para caminar a través de la nieve. También llevaba un hacha de cobre y pedernal con un mango de tejo, un cuchillo de pedernal con mango de fresno, un carcaj lleno de flechas, puntas de pedernal para hacer fuego y un arco inacabado de madera de tejo que era más alto que él, además de dos especies de hongos: un hongo del abedul que tenía características antibacterianas, que fue utilizado probablemente para propósitos médicos; y un tipo de hongo de yesca para producir fuego.
Análisis posteriores determinarían que Ötzi -quien también sería llamado por los científicos Hombre de Similaun y Hombre de Hauslabjoch- tenía alrededor de 46 años, medía aproximadamente 1.59 cm de altura y pesaba unos 50 kg. Tenía los ojos marrones y hundidos y sufría probablemente de artritis, caries, problemas cardiovasculares, enfermedad de Lyme, intolerancia a la lactosa y padecía de parásitos intestinales. El cuerpo de Ötzi también presentaba numerosos tatuajes (pequeños grupos de tres o cuatro rayas paralelas que no formaban un dibujo reconocible) en la muñeca izquierda, en la zona lumbar de la espalda y en las dos piernas, que podrían haber sido realizados con una función mágico-curativa.
Reconstrucción del aspecto físico que pudo haber presentado Ötzi, el hombre de hielo de los Alpes.
Los análisis de los granos del polen y las espiguillas de trigo del polvo que aparecieron en sus ropas y la composición del esmalte de sus dientes indicaron, en tanto, que Ötzi había vivido en los valles ubicados varios kilómetros al norte de la actual villa italiana de Velturno. Por ende, los investigadores dedujeron que Ötzi debía de haber pertenecido a una comunidad agrícola y ganadera del valle. Sin embargo, aún persistía otra pregunta: Si Ötzi había sido un pastor ¿Qué provocó su muerte en una zona montañosa que debía de conocer muy bien? Los científicos hicieron radiografías e incisiones en el tórax del cadáver que revelaron cuatro costillas rotas en el lado derecho sin tiempo de curar, lo que indicaba que la herida había tenido lugar poco antes de su muerte; también tenía un corte en su mano derecha que había empezado a cicatrizar. Al parecer, Ötzi trató de curar este corte usando musgo de los pantanos –que tiene propiedades coagulantes-, tal como indicarían los restos hallados en su cuerpo.

En su estómago, en tanto, se encontraron restos de carne de ciervo y de una especie de pan o cereal y algunas semillas de endrino (arbusto emparentado con el ciruelo), lo que indicaría que en el momento de su muerte Ötzi se hallaba haciendo tranquilamente la digestión, sin pensar en que un peligro latente lo acechaba.
Por entonces, las autoridades determinaron que Ötzi había sido descubierto en el lado italiano de la frontera con Austria, por lo que el hombre de hielo y todas sus pertenencias fueron trasladados a Bolzano, Italia. Allí se le realizaron tomografías computarizadas y análisis de ADN y en el año 2001 el radiólogo Paul Gostner descubrió algo que había pasado inadvertido: una punta de flecha alojada en el omóplato izquierdo, lo que sugería que a Ötzi le habían disparado por la espalda. Este hallazgo, por cierto, dio un nuevo giro a toda la investigación, pues todo apuntaba a que se trataba de un homicidio, es decir, Ötzi había sido asesinado, en el marco del primer crimen prehistórico conocido.
Recreación del asesinato de Ötzi, el hombre de hielo de los Alpes.
Estudios posteriores realizados en el año 2010 determinaron que existía una acumulación de sangre en la parte posterior del encéfalo de Ötzi, lo que hace pensar en un traumatismo ocasionado quizás por el presunto golpe de gracia que le propinó su atacante.
En el año 2014, Alexander Horn, inspector jefe del Departamento de Investigación Criminal de Münich, investigó el “caso del asesinato de Ötzi” utilizando los últimos métodos criminalistas. Al parecer, el cuarentón pastor europeo probablemente no se sentía amenazado porque descansó y disfrutó de una buena comida poco antes de morir. En los días previos, había sufrido una lesión en su mano derecha, que quizás pudo originarse durante el curso de un altercado físico. Así que es probable que un resentido enemigo apareciera a distancia y le disparara una flecha desde lejos mientras él se relajaba ajeno al peligro.

Después de ser alcanzado por la flecha, Ötzi cayó, recibió un golpe en la cabeza, perdió el conocimiento y murió desangrado. Y en los años siguientes el frío extremo y la nieve de los Alpes cubriría su cuerpo con un frío sudario blanco, preservando al hombre de hielo en la hondonada en la que sería descubierto más de cinco mil años más tarde.
Ötzi, por cierto, llevaba encima su hacha de cobre, por lo que el robo no habría sido el motivo del asesinato, de modo que los investigadores creen que la causa pudo deberse a un conflicto personal con otro miembro de su clan o tribu. La presencia en su cuerpo de polen del carpe negro, árbol que florece en los Alpes entre marzo y junio, en tanto, indicó que Ötzi con toda seguridad había muerto en primavera o principios del verano.

El hallazgo de Ötzi suscitaría una ola de asombrosos descubrimientos que provocó que 3.700 ciudadanos austriacos donaran muestras de su sangre para comparar su ADN con el del hombre de hielo de los Alpes. El estudio, realizado por el Instituto Nacional de Medicina Legal de la Universidad Médica de Innsbruck, logró identificar a 19 personas que estaban genéticamente relacionadas con Ötzi, por lo que los científicos no descartan que en Suiza e Italia todavía se encuentren más “parientes” del famoso hombre de hielo.
Ötzi, la momia humana natural más antigua de Europa, descansa en la actualidad junto a sus pertenencias en una cámara frigorífica –a menos de 6° C de temperatura y con una humedad del 98%- en el Museo de Arqueología del Tirol del Sur de Bolzano, Italia.

1 comentario:

  1. lo q no me queda muy claro es como el cuerpo paso toda la primavera y el verano a la intemperie (mas de 6 meses) y su cuerpo aun este intacto, ningún animal lo comió, ni ave de rapiña, ni bichos de ningun tipo?? es raro...

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