La sociedad alemana es frágil, y a medida que pasan los días y aumentan las tensiones políticosociales, el fin del orden que existe hasta ahora se aproxima más a su fin. Ese día será el Día X, el día en que el orden y el gobierno alemán caerán en el descontrol y el desorden y empezará una guerra por hacerse con las estructuras de poder, débiles e inútiles, e instalar un nuevo orden para “salvar el desastre”. Esta es la teoría conspiparanoica del Día X, la teoría con la que los neonazis y la extrema derecha vaticinan que volverán al poder de Alemania.
Como explica la BBC, diversos grupos que se organizan por Telegram y foros de todo internet están preparándose para la llegada de ese momento. Actúan como preppers (gente que almacena productos por si llega el apocalipsis), almacenando alimentos, bebidas alcohólicas, medicinas, armas y muchísima munición. Creen que el Día X llegará por culpa de “la sustitución poblacional”, es decir, la teoría de la ultraderecha que los ciudadanos legítimos de los países europeos (los blancos) están sustituidos por inmigrantes y musulmanes con la que legitiman su odio, violencia y xenofobia.
Estos nazis pronostican que, ante la imposibilidad de gestionar las “tensiones raciales” (que ellos mismos provocan) y las crisis económicas, el Gobierno caerá y empezará una guerra entre los bandos de ciudadanos blancos y “los otros” (inmigrantes apoyados por la izquierda). Y por eso tienen que prepararse: porque pronto llegará ese día y si no son capaces de salir vencedores, los nazis no volverán al poder.
Sin embargo, como alerta el artículo, esta teoría no es solo una conspiparanoia absurda sin más: “esos grupos atraen no solamente a civiles, sino también a policías y miembros de las Bundeswehr, las fuerzas armadas alemanas. Una de las principales redes de preppers es Nordkreuz (Cruz del Norte, en alemán), con más de 30 integrantes. Algunos de esos individuos eran miembros de la Spezialeinsatzkommandos (SEK), unidad de operaciones especiales de la policía del estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental”.
Esta red fue desmantelada por la policía y lo que encontraron fue preocupante. “Una lista con 25.000 nombres de opositores como posible blanco de ataques. Entre los nombres destacaban los de políticos locales prorrefugiados, el ministro de Relaciones Exteriores Heiko Maas y el expresidente alemán Joachim Gauck. Y los preparativos incluían el encargo de 200 bolsas para cadáveres humanos”, relata. En casa de Marko Groß, detenido y juzgado por pertenecer a la red, encontraron 50.000 cartuchos de municiones, diversas armas y al menos 18 municiones clasificadas como de armas de guerra.
Aunque fue condenado a 23 meses de cárcel, para Friedrich Burschel, consejero sobre neonazismo y estructuras e ideologías de discriminación de la Fundación Rosa-Luxemburgo, no fue una victoria: “seguí el juicio y quedé consternado ante la facilidad con la que el juez principal y sus colegas restaron importancia a una conspiración”. Según la justicia alemana, como todavía no han cometido ningún crimen ni acto terrorista, no pueden juzgarlos por creer en una teoría conspiparanóica (de hecho, de lo único que pudieron acusar a Groß fue de tener armas ilegales). Pero para Burschel, las autoridades no se están tomando en serio que estas redes estén armadas. Lo tachan de “conspiparanoia”, lo ningunean porque este Día X no llegará e ignoran que están “demasiado” preparados para empezar una guerra.
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