Un maestro ha sido decapitado en la tarde del viernes, en plena calle, cerca de una escuela, en la localidad de Conflants-Sainte-Honorine, en la periferia noroeste de París. El presunto autor del ataque, que llevaba un cuchillo de cocina en la mano, resultó muerto por disparos de la policía porque se negó a rendirse. La Policía francesa ha detenido esta noche a nueve personas, una de ellas menor de edad.
El asesinado trabajaba en una escuela secundaria. Además de profesor de historia y de geografía, se encargaba también de la educación cívica. Varios padres de alumnos denunciaron que el maestro había mostrado caricaturas de Mahoma en clase, el pasado 5 de octubre, cuando se trataba el tema de la libertad de expresión.
Este atentado es un hecho simbólicamente muy grave, un ataque brutal a la escuela pública francesa, que es uno de los fundamentos de la República, de la laicidad, de la voluntad de integración entre comunidades, de los valores democráticos y de tolerancia. El ministro de Educación, Jean-Michel Blancher, dijo en un tuit que la República había sido atacada y habló del “asesinato innoble” de “uno de sus servidores”.
Dadas las circunstancias, la fiscalía nacional antiterrorista ha asumido el caso. El modus operandi del ataque y la identidad de la víctima no dejan dudas del móvil yihadista. La decapitación se ha producido horas antes de que entre en vigor el toque de queda decretado por el Gobierno francés en la región parisina y ocho grandes áreas urbanas para frenar la propagación pandemia de la Covid-19. Para hacerlo cumplir se van a movilizar 12.000 policías.
Según las informaciones divulgadas anoche, el atacante fue un joven de 18 años, nacido en Moscú. Algunas fuentes lo identificaron como de origen checheno y, al parecer, tras cometer el asesinato, habría colgado en las redes sociales una foto de la cabeza decapitada de su víctima.
La Policía francesa ha detenido esta noche a nueve personas, una de ellas menor de edad, dentro de la investigación abierta. Entre los detenidos figuran varios familiares del presunto autor, residentes en Evreux (a unos 100 kilómetros al noroeste de París), según informaron fuentes judiciales. También han sido detenidos varios miembros de su entorno, así como el padre de una alumna que colgó un vídeo en redes sociales denunciando que el profesor asesinado había mostrado una caricatura de Mahoma en clase de secundaria.
El alcalde de Eragny-sur-Oise –la localidad vecina, donde fue abatido el terrorista–, Thibault Humbert, entrevistado por la cadena BFM-TV, agradeció la rapidez con que reaccionaron las fuerzas del orden, se mostró consternado y dijo que su localidad es un lugar “tranquilo”.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, que se hallaba de visita oficial en Rabat (Marruecos),decidió regresar de inmediato a París. Se esperaba su presencia en el lugar de los hechos, a donde también se dirigía el propio presidente Emmanuel Macron.
El último atentado yihadista se produjo hace tres semanas, en París, frente a la antigua sede de la revista satírica Charlie Hebdo. Dos productores de una agencia audiovisual resultaron heridos. El autor, que fue detenido, había llegado como refugiado desde Pakistán. Como razón del atentado dijo que le disgustó la nueva publicación de las polémicas caricaturas de Mahoma, por parte de la revista, cuando comenzó el juicio contra los cómplices del brutal atentado de enero del 2015 en el que murieron 12 personas.
A principios de octubre, Macron pronunció un discurso, esperado desde hacía mucho tiempo, sobre la estrategia para combatir el “separatismo islamista”, ese intento de los musulmanes radicales de crear una sociedad aparte, con sus propias reglas. El presidente se mostró duro con el extremismo aunque también reconoció la responsabilidad del Estado en unas condiciones sociales difíciles en algunos barrios de grandes ciudades y admitió el lastre histórico del pasado colonial francés.
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